La cruz verde de las farmacias

Desde el siglo XII, la Orden de San Juan de Jerusalén (también llamada de Malta desde que el emperador Carlos V le dio en feudo esta isla en el siglo XVI), integrada por caballeros templarios que atendían en los Hospitales de Jerusalén en la Primera Cruzada, adoptó como insignia una cruz de ocho puntas, conocida desde entonces como cruz de Malta.

El emblema de la Orden, una cruz blanca en fondo rojo y con brazos decrecientes hacia el centro, tiene sus ocho puntas en memoria de las ocho bienaventuranzas que denotan las obligaciones o aspiraciones de los caballeros: vivir en la verdad, tener fe, arrepentirse de los pecados, dar prueba de humildad, amar la justicia, ser misericordioso, ser sincero de corazón y soportar la persecución.

La cruz de Malta, por sus connotaciones hospitalarias, fue adoptada por algunos servicios sanitarios, entre ellos las farmacias, que la interpretaron libremente hasta acabar invirtiendo sus colores y alisando el extremo de sus brazos, lo que supuso la pérdida de sus características ocho puntas.

En 1859, el suizo Henry Dunant, testigo de las secuelas de la Guerra de Independencia italiana, propuso mejorar la asistencia sanitaria en los conflictos bélicos, dando lugar a la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja. Dicho Comité se reunió por vez primera en 1863 y adoptó un símbolo que identificase a los servicios médicos y a los voluntarios: una cruz de color rojo sobre fondo blanco (como la bandera suiza, en homenaje al país del promotor de la idea). Dicho símbolo empezó a ser utilizado por hospitales y centros médicos, así que las farmacias fueron progresivamente adoptando la cruz griega, con brazos rectos y uniformes, en sustitución a la de Malta.

Calle Ripoche de Las Palmas de Gran Canaria, año 1996. Archivo fotográfico de la FEDAC.
Esta cruz pudo verse hasta el año 2012 en la calle Princesa Guayarmina, Las Palmas de GC.
Casa de socorro en la calle Albareda, Las Palmas de GC, en la década de los 70. Fotografía de Alberto Rodríguez Robla en el grupo de Facebook Fotos Antiguas de Canarias.

Sin embargo, la cruz griega de color rojo no llegó a cuajar como símbolo de los farmacéuticos, ya que hacía referencia a un servicio sanitario específico, del que querían diferenciarse. Al mismo tiempo, muchos países quisieron desvincular su significado del movimiento de Henri Dunant o su referencia a un país determinado, y escogieron el color verde por su relación con la esperanza, la naturaleza y las plantas con las que se elaboraban las fórmulas magistrales. 

Poco a poco se fue implantando el verde como el color característico de las cruces, que por otro lado han adquirido la forma griega. Esta versión fue la recomendada por la Comunidad Europea para la utilización en los establecimientos de sus países miembros.

Farmacia El Puente, en Santa Cruz de La Palma, que data de principios del siglo XX.

En España, cada comunidad autónoma ostenta las facultades para regular el comercio en su territorio. Canarias modificó la Ley de Ordenación Farmacéutica de 2005, limitando el uso de las cruces verdes a las farmacias de forma exclusiva. Por tanto, las farmacias deben cumplir con unos requisitos determinados en cuanto al uso de la cruz. 

Una de las regulaciones más limitativas es la de Barcelona, cuyas farmacias tuvieron que adaptar sus cruces a las exigencias fijadas por la Ordenanza de Usos del Paisaje Urbano del año 1999. Así, las cruces de esta ciudad tienen que medir 60 por 60 centímetros si están en calles con anchura inferior a 10 metros, o 70 por 70, si la calle supera los 10 metros de ancho. Además, no pueden tener efectos lumínicos y la intensidad de la luz está limitada.

Pero la cruz no es el único símbolo utilizado por las farmacias.

La copa de Higía

La copa de Higía, con una serpiente enroscada en ella, es uno de los símbolos más conocidos de la profesión farmacéutica. Fue utilizado por primera vez en 1796, en un jeton o medalla que emitió la Sociedad Parisina de Farmacia. Tiene su origen en el mito griego de Higía, una de las Aeclepiadae (hijos e hijas del dios de la medicina Asclepio y la diosa de la curación Epione). Asclepio cultivó la ciencia médica con profundo sentido humanístico. En su bastón se enrosca una serpiente que representa el rejuvenecimiento, poder, sabiduría, fertilidad, prosperidad y salud. Dicho bastón con la serpiente enroscada es el símbolo de la profesión médica. 

Higía era la diosa de la salud, saneamiento y limpieza; su nombre es la fuente de la palabra higiene y es mencionada en el juramento hipocrático. Cada una de sus cuatro hermanas realizaba una faceta del arte de Apolo:  Panacea (diosa del remedio universal), Yaso (diosa de la recuperación de la enfermedad), Aceso (diosa del proceso de curación) y Aglaya (la diosa de la belleza, esplendor, gloria, magnificencia y adorno). 

Higía era representada como una mujer joven con una túnica larga y una gran serpiente enroscada a su cuerpo que bebía de una copa en su mano.

La serpiente simbolizaba la sabiduría, la curación y la resurrección dentro del mundo griego, debido a que podía cambiar de piel y renacer como un nuevo ser.

La copa es un símbolo que se tiene por contenedor de la vida y de la felicidad, en tanto que puede contener el agua y el vino. Representa el conocimiento y las cualidades que la serpiente vierte en ella.

El mortero y el macillo

El símbolo más antiguo de las farmacias y boticas, por ser el instrumento básico para pulverizar y mezclar las sustancias de los medicamentos, es el mortero. El papiro de Ebers, con información sobre hierbas medicinales escrito hacia el año 1500 AC, hace referencias a su uso, y en el siglo I el poeta romano Décimo Julio Juvenal, autor de la popular expresión mens sana in corpore sano (una mente sana en un cuerpo sano) lo utilizó como símbolo de los medicamentos. Desde la Edad Media y hasta que no llegaron los rótulos basados en la escritura, el mortero era el objeto que se colocaba sobre la puerta para indicar la situación de la casa del boticario.

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