Hace unas seis décadas que Talleres Palermo luce un enorme rótulo pintado a mano en la fachada de sus instalaciones, en el barrio de Guanarteme en Las Palmas de Gran Canaria. Su nombre remite a Salvatore Guido Volo, natural de Palermo (Sicilia), que abandonó Italia en 1944 a bordo de un mercante, como muchos otros simpatizantes del régimen fascista italiano que, huyendo de la II Guerra Mundial, eligieron Canarias y la dictadura franquista como destino. A pesar de estar titulado como Radiotelegrafista de Primera por la Real Marina Italiana, en Gran Canaria se estableció como carpintero. Según algunos investigadores, a finales de los años 60 y principios de los 70 estuvo relacionado con las actividades de la organización Gladio, cuya principal misión era el control de una presunta invasión soviética en los países occidentales de influencia norteamericana. Guido Volo y Domenico Consuli (natural de Catania, Sicilia) fueron los encargados, con la colaboración de agentes españoles, de establecer una infraestructura permanente de la red, que llegó a contar con un campamento en Maspalomas y otro en el barrio capitalino de La Isleta.
Vinculaciones políticas aparte, los negocios de Salvatore prosperaron con gran rapidez. Abrió talleres de carpintería en las calles Pizarro y Anzofé en Las Palmas de Gran Canaria, antes de mudarse a principios de los 60 al edificio de la calle República Dominicana. También estuvo presente en la calle Rosalía de Santa Cruz de Tenerife.

Además del impecable rótulo de la fachada, Talleres Palermo encierra en su interior algunos otros rótulos interesantes. Y no sólo eso; las numerosas y grandes máquinas que servían para la elaborar sus “muebles de lujo” siguen allí, dormidas, como reminiscencias de un glorioso y lejano ajetreo. En nuestra opinión, el edificio en su conjunto merece una protección como bien de interés cultural, por ser un ejemplo muy bien conservado de la arquitectura industrial que en un pasado abundó en la ciudad.





En 2018, los emprendedores Ángel, Flo y Rafa supieron ver las posibilidades del edificio para albergar un nuevo concepto de negocio y alquilaron el viejo taller a su actual propietario. En la actualidad regentan un espacio multidisciplinar, los nuevos Talleres Palermo, que es a la vez showroom, brocante, bar, espacio de coworking, lugar de celebración de eventos culturales de todo tipo y que además ofrece música en directo. En muy poco tiempo se ha puesto de moda y su efervescente éxito ha revitalizado una privilegiada zona de Guanarteme, entre la comercial avenida Mesa y López y la relajante playa de Las Canteras. Ángel y Flo, que ya venían recorriendo una trayectoria de éxito en la decoración de interiores canalizada a través de su empresa Polonium 209, unieron su sueño visionario al del arquitecto Rafa para dar personalidad al proyecto. Como no podía ser de otra manera, tuvieron la sensibilidad y el acierto de respetar, además de la fisonomía y esencia industrial del lugar, su arraigado nombre comercial.
Desde el principio, Talleres Palermo e Insula Signa han mantenido una relación de amistad y simpatía, hasta el punto de convertirse en entidades colaboradoras. La rotulación es una actividad que ha encontrado acogida en el marco inmejorable de sus instalaciones, con la celebración de talleres, exposiciones y todo tipo de actividades relacionadas. Estamos seguros de que nuestra colaboración seguirá siendo fructífera en el futuro y que abordaremos juntos ilusionantes proyectos. Manténgase atentos.