1939 – 2013
Esta estilizada palmera formó parte del paisaje urbano de numerosas poblaciones canarias, especialmente en la provincia de Las Palmas, hasta no hace mucho tiempo. Cerca de 200 establecimientos la lucieron en su rótulo, posiblemente el único que ha conseguido la hazaña de estar presente simultáneamente en todas las islas, incluyendo La Graciosa.
La Caja de Canarias fue creada en 1939 por acuerdo del Cabildo de Gran Canaria. Su denominación Caja Insular de Ahorros y Monte de Piedad de Gran Canaria recogía la herencia de sus orígenes, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Las Palmas, impulsado en 1914 por Francisco Rivas Moreno, Delegado de Hacienda en las islas. La primera oficina abrió en el número 89 de la calle Triana y la primera sucursal en Gáldar, el año 1949.
A finales de los años 60 se produjo una expansión considerable: 23 oficinas en 1960 y 99 dos décadas más tarde. Con 250.000 clientes, su cartera de préstamos alcanzó en 1980 más de 22.000 millones de pesetas. Estuvo presente en los sectores básicos de la economía: agricultura, turismo, construcción y comercio. El puerto se vió reforzado con su participación en la creación de un importante astillero; muchas familias accedieron a una vivienda gracias a sus préstamos y fue un aliado natural para el desarrollo de la actividad de los comercios.
En 1968 se decide la adquisición del primer ordenador de la entidad, un NCR315, el tercero del país, que situaba a la Caja entre las primeras entidades financieras españolas en la implantación de la informática.


En 1969 se convoca un concurso público para el diseño del logotipo de la entidad. Se presentaron 25 concursantes que aspiraban al premio de 10.000 pesetas. El ganador fue el presentado por el ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria Jacinto Suárez Granados, que dispuso las iniciales en forma de hucha en la que entraba una moneda de 25 ptas.

En 1981 se emprende renovación de su imagen corporativa, eligiéndose la palmera como elemento identificador de la entidad, junto con una serie de colores, “especialmente el azul del cielo y el mar y el dorado de la arena de las playas canarias”. El diseño del excelente logotipo es obra del prestigioso comunicólogo, diseñador, investigador y metodólogo Joan Costa.


En 2009, La Caja de Canarias gestionaba más de 15.000 millones de euros en sus 189 oficinas (todas en Canarias, excepto una en Madrid) y contaba con 1.050 trabajadores. En octubre de ese año anunció su integración en el Sistema Institucional de Protección (SIP) Banco Financiero y de Ahorros, liderado por Caja Madrid, junto con Bancaja, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, que transfirió a su vez el negocio a la entidad filial Bankia, creando así el tercer grupo financiero de España.
En 2012 se produjo su disolución, perdiendo sus derechos de participación en el Banco Financiero y de Ahorros. En marzo de 2014 se transformó en una fundación de la Comunidad Autónoma de Canarias con la misión de dar continuidad a su Obra Social mediante el Monte de Piedad, entidad que ha heredado el logotipo.
En un hipotético Museo del Rótulo Canario, el de La Caja de Canarias sin duda ocuparía un lugar relevante. Eso, suponiendo que pudiera recuperarse alguno de los más de 200 que acabaron, probablemente, en la basura. Quizás, alguno de ellos duerme en algún sombrío almacén, esperando a que lo recuperemos para hacerle el debido homenaje. El de La Caja de Canarias forma parte de esos rótulos cotidianos que un día, casi sin darnos cuenta, fueron desapareciendo de nuestras calles. Sería injusto que también desaparecieran de nuestra memoria.
