El Kiosko nº 5

A principios del siglo XX, en los años brillantes del despegue económico de Las Palmas de Gran Canaria, los kioskos, los más humildes y lúdicos de los establecimientos, consiguieron mantener en alza una importante actividad comercial. También cumplieron una importante fución social, al ser utilizados como punto de reunión social.

Su denominación deriva de Kyoske, vocablo original de Turquía, país al que llegó desde el Egipto de los faraones, cuando eran unas construcciones a modo de tribunas en los márgenes del Nilo. Occidente los ignoró durante siglos, hasta que la cultura del paisaje Art of Landscape las adaptó a un nuevo uso arquitectónico. En primera instancia se utilizó como un elemento más del amplio mobiliario en jardinería. De ese ámbito salió gracias a teóricos como Ruskin o Morris y a un grupo de arquitectos (Soane, Wood, Nash, Webb, Pugin, Godwin…) del movimiento estético británico Arts & Craft. La variante arquitectónica de este movimiento, el cottage, acaparó su uso, apartándolo del jardín para introducirlo como objeto funcional en el nuevo urbanismo europeo.

La estructura que por entonces presentaba Las Palmas de Gran Canaria hacía muy difícil la introducción de nuevos establecimientos. Triana y sus aledaños se había convertido en un núcleo plagado de comercios de todo tipo. La especulación y las trabas administrativas disuadían a los neófitos y los pequeños propietarios tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir. Ello derivó en la explotación del kiosko, el puesto de venta ambulante aún no desarrollado en la ciudad. Los primeros estuvieron en la plaza del Mercado, luego en la plaza de Santa Ana, la calle Obispo Codina y el parque de Santa Catalina. Los excelentes resultados obtenidos en estos puestos de venta fueron el mejor reclamo para que muchos vieran en ellos un modo aparentemente fácil de ganarse la vida.

Proyecto de kiosko Modelo nº 5, de Fernando Navarro, 1905.

Para evitar la especulación y repartir equitativamente las concesiones, en 1902 el Ayuntamiento requirió a los arquitectos municipales Laureano Arroyo y Fernando Navarro una serie de proyectos de kioskos para ser instalados por toda la ciudad. Los técnicos dieron cinco lugares como los idóneos: parque de San Telmo, plaza de San Bernardo, alameda de Colón, plaza de la Democracia y plaza de Santa Ana. De entre ellos destacaron los planos del denominado Modelo 5, de Fernando Navarro, que sirvieron para construir los dos que aún se conservan en la plaza de Hurtado de Mendoza, aunque originalmente colgaban sobre balcones en el barranco de Guiniguada.

La fotografía de Jordao Da Luz Perestelo en el archivo de la FEDAC que encabeza este artículo muestra uno de los kioscos, colgando sobre el Guiniguada y perfectamente alineado con la calle Muro. En sus persianas cerradas puede distinguirse la rotulación que anunciaba en varios idiomas la venta de tabacos. Basándome en esa fotografía, intenté recrear esa rotulación original. Logré descifrar todos los textos, pero no pude identificar lo que parecía un emblema o escudo heráldico presidiendo el conjunto. El caso es que me resultaba familiar, pero la poca definición de la fotografía me impedía distinguirlo y mucho menos reproducirlo. Un buen día, hojeando viejos diarios, lo ví y reconocí. Es el logotipo de La Flor Isleña, la compañía tabaquera de Santiago Gutiérrez Martín, pionero de esta industria en Gran Canaria. Así pude completar la recreación, que pueden ver en la siguiente imagen.

Actualmente los kioskos están cerrados y presentan un aspecto cada véz más deteriorado, debido al abandono y a los tristemente habituales actos de vandalismo. ¿No sería un bonito e interesante proyecto devolverles su antiguo esplendor y la antigua rotulación que los adornaba? Una iniciativa similar, aunque con nefasto resultado, tuvo el Ayuntamiento hace años con la desparecida rotulación de la cercana tabaquería La Florida. Este otro proyecto, fácil y asequible, supondría un pequeño homenaje a la historia comercial y al patrimonio gráfico desaparecido en esta ciudad.

Fuentes:
·Kioscos: Comercio y Turismo en Las Palmas de Gran Canaria, de Sebastián Hernández – Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Las Palmas

Compartir este artículo